Archivo de la categoría: Benedicto XVI

«Felicitar la Navidad es recordar que Dios nos ama”»

Benedicto XVI ante el Niño Jesús

Benedicto XVI: Felicitar la Navidad es recordar que Dios nos ama

Hace unos años Benedic to XVI nos recordaba que felicitar las navidades es recordar que Dios nos ama. Ante la inminente celebración del Nacimiento de Jesús puede ser buena ocasión pensar estas palabras del Papa Emérito.

Benedicto XVI

“Las fiestas que se avecinan están perdiendo progresivamente su valor religioso, es importante que los signos externos de estos días no nos alejen del significado genuino del misterio que celebramos.”

El Papa dijo que la Navidad no es sólo un aniversario, sino la celebración de un misterio que ha marcado y sigue marcando la historia del hombre. Además, recordó a quienes en estas fechas estarán alejados de sus familias o no podrán celebrar la Navidad por problemas económicos. Seguir leyendo «Felicitar la Navidad es recordar que Dios nos ama”»

La mula y el buey junto a Jesús en el pesebre. Joseph Ratzinger

La mula y el buey junto a Jesús en el pesebre. Joseph Ratzinger

«Nosotros somos buey y asno frente a lo eterno, buey y asno cuyos ojos se abren en la nochebuena de forma que, en el pesebre, reconocen a su Señor».

Autor: Papa emérito Joseph Ratzinger

I.

El especial calor humano que tanto nos conmueve en la fiesta de navidad y que incluso en los corazones de la cristiandad ha sobrepujado a la pascua, se desarrolló por primera vez en la edad media, y aquí fue Francisco de Asís el que, partiendo de su profundo amor al hombre Jesús, hacia el Dios-con-nosotros, contribuyó a introducir esta novedad.  Seguir leyendo La mula y el buey junto a Jesús en el pesebre. Joseph Ratzinger

¿Cómo nació la costumbre de poner el Belén?

¿Cómo nació la costumbre de poner el Belén?

El Papa invita a hacer el Nacimiento en casa. ¿Cómo nació esta costumbre?

En las catacumbas de los primeros cristianos pueden encontrarse imágenes del Nacimiento. Pero a San Francisco de Asís se le considera el primer impulsor de las representaciones.

ROBERTO FABRIZI
ASSOCIAZIONE ITALIANA AMICI DEL PRESEPIO
“En 1223, San Francisco pidió permiso al Papa Honorio III para representar la imagen del nacimiento de Jesús. Aunque no se le puede considerar un Nacimiento ya que sólo estaba el Niño, el buey y el asno”.

Ante el gran número de personas que no sabían leer ni escribir en su época, San Francisco encontró esta solución para explicar el significado de la Navidad. Sin embargo, fue una representación viviente y no un nacimiento con figuras. Hubo que esperar 67 años para ver el primero.

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San José, figura querida y cercana al corazón del pueblo de Dios y de Benedicto XVI

Benedicto XVI: San José, el discípulo de Cristo

 

 

Vídeo: Romereports

Discurso en la inauguración de la Fuente de San José en los Jardines vaticanos

CIUDAD DEL VATICANO (ZENIT.org).-

Ofrecemos a continuación el discurso pronunciado en los jardines vaticanos por el Papa Benedicto XVI en julio de 2010, al inaugurar y bendecir una fuente dedicada a san José, regalo de la Gobernación del Estado del Vaticano.

* * * * *

Señores cardenales,

Venerados hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio,

Ilustres señores y señoras

Es para mí motivo de alegría inaugurar esta fuente en los Jardines Vaticanos, en un contexto natural de singular belleza. Es una obra que va a incrementar el patrimonio artístico de este encantador espacio verde de la Ciudad del Vaticano, rico de testimonios histórico-artísticos de varias épocas. De hecho, no solo los prados, las flores, los árboles, pero también las torres, las casitas, los templetes, las fuentes, las estatuas y las demás construcciones hacen de estos Jardines un unicum fascinante. Ellos fueron para mis Predecesores, y son también para mí un espacio vital, un lugar que frecuento a menudo para transcurrir un poco de tiempo en oración y en serena distensión.

Pope Benedict XVI (C) looks at a new fou
 Fuente de San José

Al dirigir a cada uno de vosotros mi cordial saludo, deseo manifestarvivo reconocimiento por este regalo, que me habéis ofrecido, dedicándolo a san José. ¡Gracias por este delicado y cortés pensamiento! Fue una empresa comprometida, que ha visto la colaboración de muchos.

Esta fuente está dedicada a san José, figura querida y cercana al corazón del pueblo de Dios y a mi corazón. Los seis paneles de bronce que la embellecen evocan otros tantos momentos de su vida. Deseo brevemente detenerme sobre ellos. El primer panel respresenta los desposorios entre José y María; es un episodio que reviste gran importancia. José era de la estirpe real de David y, en virtud de su matrimonio con María, conferirá al Hijo de la Virgen – al Hijo de Dios – el título legal de “hijo de David”, cumpliendo así las profecías. El desposorio de José y María es, por ello, un acontecimiento humano, pero determinante en la historia de salvación de la humanidad, en la realización de las promesas de Dios; por ello tiene también una connotación sobrenatural, que los dos protagonistas aceptan con humildad y confianza.

Bien pronto para José llega el momento de la prueba, una prueba comprometida para su fe. Prometido de María, antes de ir a vivir con ella, descubre su misteriosa maternidad y se queda turbado. El evangelista Mateo subraya que, siendo justo, no quería repudiarla, y por tanto decidió despedirla en secreto (cfr Mt 1,19). Pero en sueños – como está representado en el segundo panel – el ángel le hizo comprender que lo que sucedía en María era obra del Espíritu Santo; y José, fiándose de Dios, consiente y coopera en el plano de la salvación. Ciertamente, la intervención divina en su vida no podía no turbar su corazón. Confiarse a Dios no significa ver todo claro según nuestros criterios, no significa realizar lo que hemos proyectado; confiarse a Dios quiere decir vaciarse de sí mismos, renunciar a sí mismos, porque sólo quien acepta perderse por Dios puede ser “justo” como san José, es decir, puede conformar su propia voluntad a la de Dios y así realizarse.

El Evangelio, como sabemos, no ha conservado ninguna palabra de José, el cual lleva a cabo su actividad en el silencio. Es el estilo que le caracteriza en toda la existencia, tanto antes de encontrarse frente al misterio de la acción de Dios en su esposa, sea cuando – consciente de este misterio – está junto a María en la Natividad – representada en la tercera imagen. En esa noche santa, en Belén, con María y el Niño, está José, al que el Padre Celestial confió el cuidado cotidiano de su Hijo sobre la tierra, un cuidado llevado a cabo en la humildad y en el silencio.

El cuarto panel reproduce la escena dramática de la Fuga a Egipto para escapar a la violencia homicida de Herodes. José es obligado a dejar su tierra con su familia, de prisa: es otro momento misterioso en su vida; otra prueba en la que se le pide plena fidelidad al designio de Dios.

Después, en los Evangelios, José aparece sólo en otro episodio, cuando se dirige a Jerusalén y vive la angustia de perder al hijo Jesús. San Lucas describe la afanosa búsuqeda y la maravilla de encontrarlo en el Templo – como aparece en el quinto panel –, pero aún mayor es el estupor de escuchar las misteriosas palabras: «¿Por qué me buscábais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre?» (Lc 2,49). Esta doble pregunta del Hijo de Dios nos ayuda a entender el misterio de la paternidad de José. Recordando a sus propios padres la primacía de Aquel a quien llama «Padre mío», Jesús afirma el primado de la voluntad de Dios sobre toda otra voluntad, y revela a José la verdad profunda de su papel: también él está llamado a ser discípulo de Jesús, dedicando su existencia al servicio del Hijo de Dios y de la Virgen Madre, en obediencia al Padre Celestial.

El sexto panel representa el trabajo de José en su taller de Nazaret. Junto a él trabajó Jesús. El Hijo de Dios está escondido a los hombres y sólo María y José custodian su misterio y lo viven cada día: el Verbo encarnado crece como hombre a la sombra de sus padres, pero, al mismo tiempo, éstos permanecen, a su vez, escondidos en Cristo, en su misterio, viviendo su vocación.

Queridos hermanos y hermanas, esta bella fuente dedicada a san José constituye un recuerdo simbólico de los valores de la sencillez y de la humildad al llevar a cabo día a día la voluntad de Dios, valores que distinguieron la vida silenciosa, pero preciosa del Custodio del Redentor. A su intercesión confío las esperanzas de la Iglesia y del mundo. Que él, junto a la Virgen María, su esposa, guíe siempre mi camino y el vuestro, para que podamos ser instrumentos gozosos de paz y de salvación.

ENTREVISTA AL CARDENAL D. JULIÁN HERRANZ

“Como los Padres de la Iglesia, Juan Pablo II y Benedicto XVI nos han enseñado a difundir el mensaje de Cristo”

ENTREVISTA AL CARDENAL D. JULIÁN HERRANZ

D. Julián Herranz

Entrevista concedida awww.primeroscristianos.com por el Cardenal Don Julián Herranz, Presidente Emérito del Pontificio Consejo para Interpretación de los Textos Legislativos. Por su cargo, ha tenido la oportunidad de tratar de cerca al Beato Juan Pablo II y al Papa Benedicto XVI.

¿PIENSA USTED QUE LA FIGURA DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS ES RELEVANTE HOY EN DÍA?

Me parece que es más que relevante: es absolutamente necesaria. Los cristianos de hoy, para ser verdaderos cristianos, hemos de tener el temple que tuvieron los primeros cristianos, porque se trata de vivir el cristianismo en una sociedad que se parece mucho a aquella a la que ellos se enfrentaron.

Estamos hablando del nacimiento, de la expansión de la Iglesia en medio de la situación social propia del tiempo, es decir, de lo que era el antiguo Imperio Romano. Tanto en el magisterio de los Padres de la Iglesia como en la vida de estos primeros cristianos encontramos dos exigencias fundamentales. Una, crecer en el conocimiento y en el amor de Cristo; y la segunda, tener esa dimensión apostólica y misionera que los primeros cristianos eran conscientes que habían de tener como exigencia del Bautismo, en medio de una sociedad pagana.

 

¿POR QUÉ EL PAPA HABLA TANTO DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS?

Pienso que es por esta similitud entre lo que ellos vivieron y los que la Iglesia nos pide a partir del Concilio Vaticano II. El Papa es consciente, y lo repite, que la enseñanza fundamental del Concilio Vaticano II era recordar la llamada universal a la santidad y al apostolado —que encontramos sobre todo en la Constitución Lumen Gentium y en el decreto sobre el apostolado de los laicos Apostolicam Actuositatem, pero en general en el conjunto de los documentos del Concilio Vaticano II—. Esto significa tomar conciencia de la importancia del Bautismo, que es morir y resucitar con Cristo.

Además, nacen del Bautismo los dos derechos y deberes de todo cristiano: el ser santo y el ser apóstol, llamada universal a la santidad y al apostolado. Es la exigencia bautismal de identificarse con Cristo, de imitar a Cristo y conocer su mensaje y, en segundo lugar, de dar a conocer su mensaje, de ser apóstoles. En la vocación cristiana estos dos aspectos están íntimamente relacionados. Por un lado, tenemos la exigencia ascética de ser santos y, por otro, la exigencia misionera de ser apóstol cada uno en el ambiente en que se encuentra por Voluntad de Dios.

 ¿POR QUÉ CONSIDERA USTED, COMO HA DICHO VARIAS VECES, QUE BENEDICTO XVI ES UN PADRE DE LA IGLESIA EN NUESTROS DÍAS?

Vosotros que estudiáis la vida de los primeros cristianos veréis que los padres de la Iglesia tenían como común denominador dos líneas fundamentales de exigencia pastoral. La primera es enseñar a los fieles a conocer, tratar y amar a Cristo;  la segunda es que los fieles tenían que identificarse con Cristo y, para eso, conocer su vida, lo que dijo y lo que hizo. Conocerlo más y amar más. Ellos tenían esa idea clara.

Y es que en el amor a Dios sucede como en el amor humano. Un chico y una chica se buscan, se tratan, se conocen más y de ese conocimiento nace el amor. En el amor divino sucede lo mismo: uno va detrás de Cristo en el Pan y en la Palabra; en la Eucaristía, en el Evangelio; te metes en las escenas del Evangelio, te identificas un poco con los apóstoles y lo vas conociendo, ves qué mirada tenía, la fuerza de su palabra, qué capacidad de amar y de tener paciencia con nuestra debilidad; qué capacidad de entusiasmar, de ser un líder, de llevar detrás a las masas; qué capacidad de abrir los horizontes de la vida eterna, de ser Quien emite luz con lo que dice, “Tú tienes palabras de vida eterna”, le dirán… Unos se escandalizan y se van, pero otros, en cambio, le siguen y se van detrás hasta dar la vida por Él.

Pues los Padres de la Iglesia hacían eso, enamorar de Cristo a los fieles, de tal manera que lo amaban tanto que daban la vida por Él, como vemos que hicieron muchos de los primeros cristianos.

Por otra parte, los Padres de la Iglesia —es la segunda línea fundamental— enseñaban a vivir seriamente el cristianismo dentro de una sociedad pagana. Estas dos cosas son las que está haciendo Benedicto XVI. Incluso personalmente: ahí tenemos esos dos libros sobre Jesús de Nazareth.

He coincidido veintidós años con Benedicto XVI y trabajé veinticuatro años con el ahora Beato Juan Pablo II; cuando me han pedido que resuma la vida de uno y otro en pocas palabras digo que puedo hacerlo en una palabra: enamorados. Y van, como los enamorados, a hablar de su amor por todas partes.

He dicho a los periodistas que ellos escriben todos los récords que ha batido Juan Pablo II: el Papa que más años ha gobernando la Iglesia, que más vueltas ha dado al mundo, el Papa que más millones de fieles ha reunido, que más documentos doctrinales ha publicado, el que más leyes ha promulgado… Pero les he dicho que se olvidan del récord más importante: Juan Pablo II es el Papa que más horas ha pasado delante del Sagrario, hablando con su Amor.

Y después iba a hablar de su Amor, pues el que ama tiene deseos de que también otros amen al objeto de su amor. Fue a hablar de Cristo a todos los areópagos del mundo: al areópago de Atenas, por supuesto —lo cual también es un récord, pues ningún otro Papa había ido allí—, pero también a los otros “areópagos”: la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Consejo de Europa y la mitad de los estadios de todo el mundo encontrándose con los jóvenes, que tenían deseos de verle.

Pues eso es lo que hacían los Padres de la Iglesia y lo que el Beato Juan Pablo II y Benedicto XVI nos han enseñado a hacer a los cristianos ahora: conocer a Cristo, tratarle, amarle; y —su otra gran preocupación, como era para los Padres de la Iglesia— enseñar a los cristianos que se movían en la sociedad pagana cómo comportarse siendo fieles a su vocación cristiana para ser fieles y para hacer penetrar las verdades del cristianismo en esa sociedad.

Juan Carlos Carrillo,
José  María Martí,
Ignacio Coloma,
Borja Díaz de Bustamante

 

Primeros Cristianos – Primeros Cristianos.

Visita del Papa a Chipre: un acontecimiento “de gran importancia histórica”

Las autoridades de la República de Chipre consideran que la próxima visita de Benedicto XVI a Chipre, que tendrá lugar del 4 al 6 de junio de 2010, será un acontecimiento “de gran importancia histórica”.

El Papa con el presidente de Chipre
El Papa con el presidente de Chipre

El Papa fue invitado por el presidente Demetris Christofias con motivo de su visita al Vaticano el 27 de marzo de 2009. También ha sido invitado por la Iglesia local.

Según la embajada de Chipre en la Santa Sede, se trata de un “acontecimiento de gran importancia histórica porque es la primera vez que tiene lugar una visita así”.

“El Papa Benedicto XVI tendrá encuentros oficiales -señala un comunicado- con el presidente de la República y con otros representantes del Estado, con el arzobispo de Chipre y con los representantes de la comunidad católica de Chipre”.

“Durante su estancia en Chipre, el Pontífice peregrinará al Pilar de san Pablo en Paphos”, añade.

Una solución a la crisis de Chipre

En su discurso al cuerpo diplomático el 7 de enero de 2008, el Papa evocó la división de la isla, diciendo: “Expreso el deseo de que, en el contexto de la Unión Europea, no se escatimen esfuerzos para encontrar una solución a una crisis que dura demasiado tiempo”.

La ocupación del norte de la isla por el ejército turco constituye uno de los principales obstáculos para la integración de Turquía en la Unión Europea.

En su discurso del 8 de enero de 2009, el Papa apreció esta dirección positiva: “Las aspiraciones a la paz están vivas en Chipre, donde se han reanudado las negociaciones para unas soluciones justas a los problemas relacionados con la división de la isla”.

Por otra parte, el viaje del Papa a Chipre será la ocasión, el 6 de junio, para publicar el Instrumentum laboris de la Asamblea especial del Sínodo de los obispos para Oriente Medio, que se celebrará en el Vaticano del 10 al 24 de octubre de 2010.

El Papa rememora su reciente viaje apostólico al archipiélago

Hoy en la Audiencia General

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 21 de abril de 2010 (ZENIT.org).-

Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI pronunció hoy durante la Audiencia General, en la Plaza de San Pedro, sobre su reciente viaje apostólico a Malta:

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Queridos hermanos y hermanas,

Como sabéis, el sábado y el domingo pasados realicé un viaje apostólico a Malta, sobre el que quisiera detenerme brevemente hoy. La ocasión de mi visita pastoral ha sido el 1950° aniversario del naufragio del apóstol Pablo en las costas del archipiélago maltés y de su permanencia en esas islas durante casi tres meses. Es un acontecimiento que sucedió en torno al año 60 y que está relatado con abundancia de detalles en el libro de los Hechos de los Apóstoles (caps. 27-28).

Benedicto XVI a su llegada a Malta
Benedicto XVI a su llegada a Malta

Como le sucedió a san Pablo, también yo he experimentado la calurosa acogida de los malteses – verdaderamente extraordinaria – y por esto expreso nuevamente mi más vivo y cordial reconocimiento al Presidente de la República, al Gobierno y a las demás autoridades del Estado, y agradezco fraternalmente a los obispos del país, con todos aquellos que han colaborado en preparar este encuentro festivo entre el Sucesor de Pedro y la población maltesa. La historia de este pueblo desde hace dos mil años es inseparable de la fe católica, que caracteriza su cultura y tradiciones: se dice que en Malta hay 365 iglesias, “una para cada día del año”, ¡un signo visible de esta fe profunda!

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Benedicto XVI insta a tener confianza en la misteriosa Providenca de Dios

«¿No será necesario recordar a nuestros contemporáneos la grandeza de nuestra dignidad de hijos de Dios?»

MALTA, sábado, 17 de abril de 2010 (ZENIT.org).-

Publicamos las palabras que dirigió Benedicto XVI este sábado por la noche al visitar la gruta de san Pablo en Malta:

Querido Señor Arzobispo Cremona,
Queridos hermanos y hermanas

Gruta de San Pablo en Malta
Gruta de San Pablo en Malta

Mi peregrinación a Malta ha comenzado con un momento de oración silenciosa en la gruta de san Pablo, el primero que trajo la fe a estas islas. He venido siguiendo las huellas de esa multitud de peregrinos que a lo largo de los siglos han rezado en este lugar santo, confiando a la intercesión del Apóstol de los Gentiles sus propias vidas, sus familias y la prosperidad de esta Nación. Me alegro de encontrarme por fin entre vosotros y saludaros con gran afecto en el Señor.

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Catequesis de Benedicto XVI sobre los primeros cristianos

Catequesis de Benedicto XVI sobre los primeros cristianos

gente “Hoy comenzamos a acercarnos a las figuras de otros personajes importantes de la Iglesia primitiva. También ellos gastaron su vida por el Señor, por el Evangelio y por la Iglesia. Se trata de hombres y mujeres que, como escribe Lucas en los Hechos de los Apóstoles, «han entregado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo» (15, 26)”.
Audiencia del 25 de octubre 2006
Con estas palabras Benedicto XVI anunciaba su propósito de comentar la vida de algunos primeros cristianos. Tras haber presentado en los precedentes encuentros semanales con los peregrinos las figuras de los doce apóstoles, el pontífice pasó a presentar figuras de hombres y mujeres de los orígenes de la Iglesia

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El Papa narra cómo se llevó a cabo la evangelización de Alemania

Dedicó la catequesis a hablar de San Bonifacio, obispo y mártir

En él destacan la centralidad de la Escritura, la comunión con Roma y la síntesis entre fe y cultura

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 11 de marzo de 2009 (ZENIT.org)

San Bonifacio
San Bonifacio

Benedicto XVI dedicó la catequesis de este miércoles, ante los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro para la audiencia general, a san Bonifacio, «patrón de los germanos», explicando cómo fue la primera evangelización de su país, y proponiéndola como modelo para la actualidad.

Dentro del ciclo de catequesis que el Papa dedica en estas semanas a los grandes santos de la Iglesia del primer milenio, se detuvo hoy en la figura de san Bonifacio, primer obispo alemán muerto a manos de los paganos en el siglo VIII.

El pontífice repasó la historia de este monje inglés, primer evangelizador de las tribus germánicas, y destacó de él tres elementos que «a distancia de siglos, podemos recoger de su enseñanza»: la centralidad de la Escritura, la comunión con Roma y la síntesis entre fe y cultura.

Respecto a la importancia de la Palabra de Dios, destacó que Bonifacio «la vivió, predicó, testimonió hasta el don supremo de sí mismo en el martirio. Estaba tan apasionado de la Palabra de Dios que sentía la urgencia y el deber de llevarla a los demás, incluso con riesgo personal suyo».

Sobre la comunión con Pedro, el Papa destacó que «fruto de este empeño fue el firme espíritu de cohesión en torno al Sucesor de Pedro que Bonifacio transmitió a las Iglesias en su territorio de misión, uniendo con Roma a Inglaterra, Alemania, Francia y contribuyendo de modo tan determinante a poner las raíces cristianas de Europa que habrían producido frutos fecundos en los siglos sucesivos».

En tercer lugar, Benedicto XVI explicó cómo el santo «promovió el encuentro entre la cultura romano-cristiana y la cultura germánica. Sabía de hecho que humanizar y evangelizar la cultura era parte integrante de su misión de obispo«.

«Transmitiendo el antiguo patrimonio de valores cristianos, él implantó en las poblaciones germánicas un nuevo estilo de vida más humano, gracias al cual se respetaban mejor los derechos inalienables de la persona«, añadió.

El Papa afirma que este «valiente testimonio» supone «una invitación para todos nosotros a acoger en nuestra vida la Palabra de Dios como punto de referencia esencial, a amar apasionadamente la Iglesia, a sentirnos corresponsables de su futuro, a buscar la unidad en torno al Sucesor de Pedro«.

San Bonifacio
San Bonifacio

Por otro lado, «nos recuerda que el cristianismo, favoreciendo la difusión de la cultura, promueve el progreso del hombre. Está en nosotros, entonces, estar a la altura de un patrimonio tan prestigioso y hacerlo fructificar para bien de las generaciones que vendrán».

«Comparando esta fe suya ardiente, este celo por el Evangelio, a nuestra fe tan a menudo tibia y burocratizada, vemos qué hemos de hacer y cómo renovar nuestra fe, para dar como don a nuestro tiempo la perla preciosa del Evangelio«, añadió.

Bonifacio nació en Wessex (Inglaterra) alrededor del 675 y entró muy joven en un monasterio. El Papa destaca de él que hubiera sido un hombre estudioso dedicado «a una tranquila y brillante carrera».

Sin embargo, a los cuarenta años se sintió llamado a la evangelización entre los paganos. Tras el fracaso de su primera misión en Frisia (actual Holanda), Bonifacio se dirigió a Roma para hablar con el Papa y recibir sus instrucciones.

El papa Gregorio II le confió la evangelización de los pueblos germanos y la organización de la Iglesia en ese territorio, cosa que el santo hizo «con gran prudencia y valentía», primero como simple monje y luego como primer obispo alemán.

En su catequesis, Benedicto XVI destacó también la labor de promoción cultural y humana realizada por Bonifacio, a través de la fundación de monasterios, «para que fuesen como un faro para irradiar la fe y la cultura humana y cristiana en el territorio».

El mismo Bonifacio dejó un amplio legado a través de sus escritos y composiciones poéticas. Al final de su vida, el santo obispo se dirigió a Frisia, donde había fracasado su primera misión. Allí fue asaltado y asesinado por un grupo de paganos, mientras celebraba la misa. Fue enterrado en el monasterio de Fulda; su fiesta se celebra el 5 de junio para los católicos, y el 19 de diciembre para los ortodoxos.